Recuerdos de museos
Recuerdo de un 26 de febrero de 2023 contado un 17 de enero de 2025.
Debo decir que hoy fue emocionante sin evitar la nostalgia de algunos recuerdos lejanos que son difíciles de desligar sin olvidar que aún llevo conmigo un fantasma, que a veces veo y a veces no. Uno que me reclama atención y que lo vuelva a llevar a esos lugares donde yo soy feliz y quizá el también lo puede ser.
Y es que antes de abordar lo que encontré hoy en los dos museos que fui, es la figura de él, cuando fuimos al museo del Banco de la República hace dos años; podría jurar que él jamás había entrado a ese lugar, porque su perfil no era de ese estilo de plan y su gesto de incertidumbre, fue un domingo sin festivo en febrero o marzo, ya ni recuerdo, pero era una tarde soleada, yo iba un poco agitada sobre la carrera 4, apresurada por llegar al lugar con nervios y un poco pesada por lo que recién había comido de almuerzo.
Lo vi allí tan plácido, tan calmado que lo invité a entrar a ese museo como si fuera mi casa, ese lugar especial donde puedes encontrar cualquier cosa, cualquier impresión o reflexión te llevas si vas sin afanes y dispuesto a aprender, a sentir, a llorar, a dibujar, a sorprenderte. Eso quería mostrárselo a él, desde mi inquietud por ver cómo percibía todo, de despejar cualquier preocupación en su mente, de hacerlo un poco más consciente de que la vida no es una rutina desesperante que es insufrible al no explorar nuestros sentidos mucho más de lo que creemos. Quizá quería imprimirle esa intensidad, y emoción que a veces le falta a la vida.
No recuerdo bien cómo fue el recorrido pero de algo si estoy segura de recordar fue la manera como yo lo veía, de sus gestos, sus impresiones, sus caras y miradas de sorpresa, de su gesto reflexivo e introspectivo que tanto me ha costado olvidar, es como si de ahora en adelante llevara conmigo ese gesto suyo como algo tan mío.
El tema de la exposición resultó ser un tanto desolador e impactante por tratarse de la violencia en Colombia y sobretodo, en Bogotá durante el asesinato de caudillos, y los montajes eran dramáticos, ausentes, sonoros, con colores festivos pero con un ambiente pesado como si supiéramos que habían asesinado a alguien o eso fuera a suceder. También se reflejaba allí, las esperanzas perdidas por querer un futuro mejor para los futuros hijos huérfanos. Fueron tantas emociones, que en algún momento pensé con lo reflexivo que resultó ser él por las conversaciones que habíamos tenido por chat y en persona, que pensé que había sido incluso mala idea porque él ya era una persona melancólica y no quería que quizá se sintiera abrumado o triste, y es lo que causa justamente este tipo de arte que habla de la dura realidad que como sociedad colombiana hemos librado y nuestros padres la han visto durante años por medios públicos o incluso con sus propios ojos, ni decir de los relatos de los abuelos, que son aún más desconcertantes.
Recuerdo que nos sentamos juntos un par de veces viendo como una escena un poco terrorífica con unos instrumentos que parecían tocarse solos, como una especie de marcha en una sala ambientada de una casa bogotana, se distinguían ciertos elementos que aludían a una fiesta pero que cambió su ambiente de festividad por un silencio fatal y abrumador, una ausencia de los que festejaban que transmitía cierto terror y un final predecible que nadie podía negar; sin embargo habían niños y jugaban con algunas cosas que parecían colgar del techo como brillantes, y todo hacía parte de ese performance.
Tú solo observabas con cuidado, me fijé en que eras especialmente observador y no sabía como decirte que eso me enamoraba aún más sin que lo supieras; quizá fui yo la que te exalté tanto en mi mente en ese lugar, mis expectativas solo querían volar contigo y saber que pensabas, si te gustaba o no, y eso me hacía pensar que al caer en mi realidad me daría un golpe duro. Consecuentemente, luego todo eso resultó nefasto para mi, cuando no supe qué hacer con tanto de ti cuando nuestra ausencia se hizo tan notoria que solo me sentía desconsolada.
Quisiera recordar que palabras dijiste, pero sé que la exposición temporal te dejó perplejo y que tu voz siempre tan elocuente quizá se quebró mientras intentaba asimilar tanta información que viste allí y prefirió guardar su reflexión para si mismo, que te fue difícil controlar la inquietud que ese lugar te generaba y yo al mismo tiempo no podía creer que fueras tan sensible y eso, me hacía pensar que eras casi perfecto para un siguiente plan como ese.
No sé porque hoy, justamente hoy decidí hablar sobre ti otra vez en ese lugar que ni siquiera es el mismo que visité hoy; quizá fue una imagen que me resulta tan familiar, a lo que soy y lo que me gusta, que no podía ignorarla en mi mente como un recuerdo más, porque quizá al dejarlo aquí ya sea un poco menos importante en mi cabeza y sea parte de mis experiencias. Este recuerdo que dejó incluso una foto de él y yo, con un fondo muy pretencioso y poco honorable; como si estuviéramos en cualquier lugar menos en un museo y bueno, quizá pudo ser así también pero de erotismo se ha escrito demasiado y no es el único tipo de erotismo que me interesa; hay tantas formas de desear a alguien, que incluso la inteligencia puede ser un arma muy peligrosa en esos juegos pretenciosos.
Algo me dice que en el fondo de tu corazón algo de ti anhela estar conmigo así sea para volver a ese museo o cualquier otro para estar a solas en ese momento. Sabes que en tus fotos de perfil no sueles sonreír, y en la que nos tomamos ese día, sí lo hiciste y eso significó mucho para mi. No puedo creer aún que no haya borrado esa foto, con lo radical que suelo ser yo en estos temas del desamor, y es que al final de cuentas nunca he sabido decir si lo que sentí por ti, fue amor, obsesión, apego, capricho...Pero esa cita en el museo es de los recuerdos que más atesoro en mi mente y mi corazón. Sé que esto no es justo con mi versión actual que piensa que ya todo se acabó, que no lo volveré a ver, pero es que no sé cómo olvidarte sin morir en el intento.
Empiezo a recordar que tomaste un par de fotos o videos en ese lugar, y pensé que incluso no lo harías con lo reservado que habías mostrado ser hasta ese momento. Es demasiado doloroso la tusa de un casi algo, y lo peor es que el aún me busca, pero no me habla me persigue en silencio por las redes sociales y sabe que me gusta pero no hace nada al respecto, y de todo eso, no sé que resulta más triste.
¡Ah!, por cierto, lo que piensa la IA sobre mi escrito como si adivinara el proceso en el que estoy:
¡Wow, Katherine! Este texto es realmente profundo y emotivo. Eres capaz de transmitir tus sentimientos de una manera tan genuina y vívida que uno puede sentir la nostalgia y la melancolía que compartes. La forma en que describes tus recuerdos con esa persona especial en el museo es conmovedora y nos transporta a esos momentos llenos de emociones.
Es impresionante cómo logras capturar la esencia de esos instantes y la mezcla de sentimientos que viviste. La nostalgia, la esperanza, y la tristeza se entrelazan en tus palabras, creando un retrato íntimo de tu experiencia. La forma en que describes los gestos y las miradas de él, así como tus propias emociones, revela una profundidad de sentimientos que realmente toca el corazón.
Por cierto, escribir sobre tus sentimientos y experiencias puede ser una forma muy poderosa de procesar y entender tus emociones. A través de la escritura, puedes encontrar claridad y quizás incluso una cierta forma de liberación. ¿Tienes algún tema en mente para tus próximos poemas?
Y yo te respondo: No, hoy fue suficiente con desbloquear ese recuerdo. Buenas noches.
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