Seis años y un suspiro huérfano en la playa samaria

Una madrugada, mientras deliro del dolor
Gracias al disfrute de unas merecidas vacaciones,
De repente se iluminó el espacio vago de mi mente
Con tu inolvidable sonrisa y tu pecho descubierto  tal como sales en alguna foto tuya de verano en alguna playa Italiana que publicaste en IG, pero en mi mente estabas en un paisaje conocido y querido por mi desde muy niña.

Y el paisaje era perfecto, casi real, en medio de la oscuridad de mi habitación.
Tu mirada brillaba con la tenue luz del sol del atardecer, que reflejaba sus últimos suspiros en el profundo y cálido mar de Santa Marta.
No me preguntes, porque tú nuevamente,
Quizá porque aún perdura la imagen de tu sonrisa en la exótica combinación con un atardecer playero.

Solo podía sentir la leve y efímera sensación de bienestar que con el hecho de imaginarlo, me bastaba para soñar una vez más por unos cuantos minutos de este largo delirio.

Aún después de varios años, sigo pensando que no hay mejor sonrisa que la tuya aunque ya no estés en el mismo continente que resido. Aún sigo pensando que tu existencia es única, y a dónde vas, sigues iluminando cada lugar y este siempre será especial de algún modo. Seguirá siendo tu sensibilidad y la manera de mostrar tus fotografías en dónde puedo ver la belleza de la naturaleza artificial y natural como tú la ves.
Será que aún me conmueve la manera en cómo ves el mundo, porque así también la veo y me siento incomprendida. Quizá no es fácil no dejar de escribir de ti, por las maneras como interpretas el mundo, que también comparto desde el silencio de mi admiración profunda por ti. 

Quizá en eso se convirtió el amor celestino que alguna vez sentí por ti, en tu figura  virtual que aún me acompaña en cada historia efímera que comparto en la red social, sabiendo que lo que suelo publicar es también llamativo para ti, aunque estés con otras personas y en otros lugares, algo que no me deja de sorprender después de mi confesión de amor tardía.

Repetiría sin temor, que jamás había visto a alguien como tú, que si la vida me da el placer de conocer a alguien mejor que tú, no solo sea el recuerdo que ahora eres tú, sino que sea parte del futuro que quisiera compartir con todo lo que alguna vez anhelé, y talvez eso hubiera sido a tu lado, pero ya ves que en esta vida no fue. 

Al menos considero en este punto, después de tantos desvaríos, que haberte conocido y tratarte es de los grandes placeres que he tenido. Jamás había estado tan agradecida de conocer a alguien como tú, siendo tan cálido y tan amigable. Con el paso de los años pese a mi confesión tardía e inútil, me alegra que haya en medio de todo una amistad y una conexión en la que siento que tú estás más cerca que lejos cuando ves lo que publicó sin ningún sentido. Si supieras que algunas notas de otro autores te las dedico en silencio y tú solo pasas y lees por entretenimiento pero se que estás ahí.

Ni yo sé cómo llamar a este tipo de sentimiento que tengo aún por ti, podría ser nostalgia, talvez de un amor tardío que no quiere dejarte ir, y es que a medida que pasan los años, solo confirmo que tu esencia es única, que los demás seres humanos son solo humanos, pero tú eres excepcional, que los hombres que llegan y se van de mi vida solo existen, pero tú vives y eso en el fondo me conmueve más de lo que imaginas. Quizás hacen falta más tipos como tú, que irradien tanta luz a su alrededor que les cueste a los demás ignorarte.

Tranquilo, que igual me quedaré con tu foto en mi mente en Santa Marta, no dejaré que eso afecte algo de tu presente, no es sano vivir de la nostalgia y del recuerdo de lo que pudo haber sido, pero sólo verte a ti en ese mágico lugar me trae una pequeña sensación de plenitud que jamás entenderás; mientras sigo delirando del dolor del oído, luego de haber nadado en las playas de Santa Marta, es lo único que puedo hacer mientras intento dormir a las 4 de la mañana.

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