Cuando no esperar de nadie, ni ahora ni nunca.
Ha sido una falla constante, en la que los seres humanos no aprendemos. Parece ser una necesidad, estar esperando cuando no lo manifestamos abiertamente, como si fuera una muestra de interés. Esperar, no genera más que ansiedades y decepciones que pueden evitarse, la anhelada iniciativa, de que el otro se compadezca, empatice contigo y te demuestre algo de afecto. Era algo que debía escribir hace unos días, cuando leía una novela, pero esa premisa tomó más fuerza en ese momento y no ahora cuando divago por recordar cuál era el verdadero significado que se enlazó con un recuerdo muy fuerte del pasado. Pero por otro lado, los demás si esperan de mí, cuando yo no tengo derecho a hacerlo porque de una y otra forma, saldré lastimada. No esperes nunca de nadie, dicen, dejar que te sorprendan. ¿Y si nunca me sorprenden?.
Foto tomada en el año 2015 o 2016 en el Museo de Arte de la Universidad Nacional en Bogotá, en mis épocas de estudiante divagando antes de volver a casa.
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